Villa Clara borró ayer las huellas de la discriminación
Miercoles 31 de Julio de 2013 Hs.
Ayer se realizó un acto de desagravio frente a la sinagoga Beith Jacob de Villa Clara.
Todo ocurrió una noche
de hace 10 días: un grupo de cinco adolescentes compró envases de
pintura en aerosol en una ferretería de Villa Clara, 3.000 habitantes, a
30 kilómetros de Villaguay, y salió de rondas, a hacer estragos.
En una pared, pintaron “Viva Perón”; en el mástil de una plaza, la frase en inglés “I love”; pero al llegar a la calle Irigoyen se les antojó que no cabría ninguna leyenda, sino solamente un símbolo, demasiado hiriente: esvásticas, una a cada lado del portón de ingreso a la sinagoga Beith Jacob.
Las esvásticas, así, quedaron grabadas de modo agresivo, en color rojo.
Hubo repudio, hubo enojo, hubo perplejidad, y una rápida directiva a la Policía de Villaguay de parte del ministro de Gobierno, Adán Bahl; encontrar de modo perentorio a los autores de las pintadas.
En poco más de 24 horas se supo que las pintadas en la sinagoga –como en distintos puntos de Villa Clara—habían sido hechas por un grupo de jóvenes, de entre 16 y 17 años, y después que se supo eso, las autoridades municipales dispusieron que las esvásticas fueran borradas.
Ayer, además, hubo un acto de desagravio frente a la sinagoga: los alumnos de la Escuela Hebrea Barón Hirsch, pintaron a nuevo las columnas de ingreso, las mismas que habían soportado la agresión, y hubo discursos, del titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Diego Dlugovitzky, el presidente de la Federación de Comunidades Judías de Entre Ríos, Luis Golden; la delegada del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Lucy Gimalt; y funcionarios municipales de Villa Clara.
AQUELLA PROFANACIÓN. Villa Clara no ha tenido episodios de antisemitismo en los últimos tres lustros, aunque no ha estado ajena a ese tipo de manifestaciones de intolerancia.
El 22 de julio de 1997 las crónicas hablaban de la profanación de tumbas en el cementerio judío de Clara. Un grupo de chicos destrozó 35 portarretratos y siete placas recordatorias. “Ésta es la segunda vez en un año que nuestra colectividad sufre en ese lugar la profanación de tumbas de sus seres queridos. Queremos que se aclare de inmediato lo sucedido y no quede solamente con notas de repudio”, reclamó entonces quien por ese año era presidente de la DAIA Entre Ríos, Jacobo Jajam.
Aquel atentado ocurrió el 16 de julio de 1997.
No fue el único, sin embargo, que ocurrió en el país.
La DAIA contabilizó un total de 38 episodios de profanación de cementerios judíos entre 1987 y 2010. Pero un trabajo más complejo, más reciente, y más acotado, el Informe sobre Antisemitismo en Argentina elaborado en base a los hechos ocurridos en 2011 por la DAIA contabiliza 263 hechos antisemitas.
En ese Informe Entre Ríos tuvo una participación: en febrero de 2011 se denunció en Colón un hecho inaudito: la apoderada legal de una escuela en la que trabaja la mujer que denunció el caso, le comentó que existía la intención de despedirla de su empleo porque el antiguo reglamento de la institución escolar establecía que todos los empleados debían ser católicos.
UN PRECEDENTE. Villa Clara, que integra el circuito turístico de las colonias judías de Entre Ríos, surgió en 1902, y nació por impulso de la Jewish Colonization Association (JCA). El nombre se lo dio el creador de la JCA, el barón Mauricio Hirsch, y fue en homenaje a su esposa, Clara Bischosfshein.
Aunque antes de esa fundación, se había asentado otro grupo de colonos judíos, provenientes de Rusia, y llamaron al lugar Colonia Spagember, que después rebautizaron Colonia Belez, en recordación del sitio de donde provenían, Aldea de Belez.
Por eso, la comunidad israelita local tiene ese nombre compuesto: Comunidad Israelita Clara Belez.
La sinagoga de Clara tiene casi tantos años como el pueblo mismo.
Y en todo ese tiempo jamás han visto actos de antisemitismo como el que soportaron los últimos días. El único hecho que todos recuerdan es la profanación de tumbas en el cementerio.
Rodolfo Dorfman, secretario de la Comunidad Israelita de Clara, contó que si bien las esvásticas pintadas al frente fueron borradas por obreros municipales, de igual modo se quiso hacer el acto de desagravio, y que en esa ceremonia, los chicos de la Escuela Hebrea realizaron una pintada sobre los postes del agravio.
“No se quiere dejar pasar esta oportunidad, para remarcar esto que en nuestra localidad, gracias a Dios, no existe. Hemos vivido más de 100 años en total armonía. Y no queremos que esto sea un comienzo de otras cosas. Queremos dejar sentado que no queremos esto”, indicó a EL DIARIO.
Aquí, dijo, siempre hubo una relación cordial, judíos y católicos sin ningún tipo de incordias. “Tenemos una relación excelente”, califica Dorfman.
En una pared, pintaron “Viva Perón”; en el mástil de una plaza, la frase en inglés “I love”; pero al llegar a la calle Irigoyen se les antojó que no cabría ninguna leyenda, sino solamente un símbolo, demasiado hiriente: esvásticas, una a cada lado del portón de ingreso a la sinagoga Beith Jacob.
Las esvásticas, así, quedaron grabadas de modo agresivo, en color rojo.
Hubo repudio, hubo enojo, hubo perplejidad, y una rápida directiva a la Policía de Villaguay de parte del ministro de Gobierno, Adán Bahl; encontrar de modo perentorio a los autores de las pintadas.
En poco más de 24 horas se supo que las pintadas en la sinagoga –como en distintos puntos de Villa Clara—habían sido hechas por un grupo de jóvenes, de entre 16 y 17 años, y después que se supo eso, las autoridades municipales dispusieron que las esvásticas fueran borradas.
Ayer, además, hubo un acto de desagravio frente a la sinagoga: los alumnos de la Escuela Hebrea Barón Hirsch, pintaron a nuevo las columnas de ingreso, las mismas que habían soportado la agresión, y hubo discursos, del titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Diego Dlugovitzky, el presidente de la Federación de Comunidades Judías de Entre Ríos, Luis Golden; la delegada del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Lucy Gimalt; y funcionarios municipales de Villa Clara.
AQUELLA PROFANACIÓN. Villa Clara no ha tenido episodios de antisemitismo en los últimos tres lustros, aunque no ha estado ajena a ese tipo de manifestaciones de intolerancia.
El 22 de julio de 1997 las crónicas hablaban de la profanación de tumbas en el cementerio judío de Clara. Un grupo de chicos destrozó 35 portarretratos y siete placas recordatorias. “Ésta es la segunda vez en un año que nuestra colectividad sufre en ese lugar la profanación de tumbas de sus seres queridos. Queremos que se aclare de inmediato lo sucedido y no quede solamente con notas de repudio”, reclamó entonces quien por ese año era presidente de la DAIA Entre Ríos, Jacobo Jajam.
Aquel atentado ocurrió el 16 de julio de 1997.
No fue el único, sin embargo, que ocurrió en el país.
La DAIA contabilizó un total de 38 episodios de profanación de cementerios judíos entre 1987 y 2010. Pero un trabajo más complejo, más reciente, y más acotado, el Informe sobre Antisemitismo en Argentina elaborado en base a los hechos ocurridos en 2011 por la DAIA contabiliza 263 hechos antisemitas.
En ese Informe Entre Ríos tuvo una participación: en febrero de 2011 se denunció en Colón un hecho inaudito: la apoderada legal de una escuela en la que trabaja la mujer que denunció el caso, le comentó que existía la intención de despedirla de su empleo porque el antiguo reglamento de la institución escolar establecía que todos los empleados debían ser católicos.
UN PRECEDENTE. Villa Clara, que integra el circuito turístico de las colonias judías de Entre Ríos, surgió en 1902, y nació por impulso de la Jewish Colonization Association (JCA). El nombre se lo dio el creador de la JCA, el barón Mauricio Hirsch, y fue en homenaje a su esposa, Clara Bischosfshein.
Aunque antes de esa fundación, se había asentado otro grupo de colonos judíos, provenientes de Rusia, y llamaron al lugar Colonia Spagember, que después rebautizaron Colonia Belez, en recordación del sitio de donde provenían, Aldea de Belez.
Por eso, la comunidad israelita local tiene ese nombre compuesto: Comunidad Israelita Clara Belez.
La sinagoga de Clara tiene casi tantos años como el pueblo mismo.
Y en todo ese tiempo jamás han visto actos de antisemitismo como el que soportaron los últimos días. El único hecho que todos recuerdan es la profanación de tumbas en el cementerio.
Rodolfo Dorfman, secretario de la Comunidad Israelita de Clara, contó que si bien las esvásticas pintadas al frente fueron borradas por obreros municipales, de igual modo se quiso hacer el acto de desagravio, y que en esa ceremonia, los chicos de la Escuela Hebrea realizaron una pintada sobre los postes del agravio.
“No se quiere dejar pasar esta oportunidad, para remarcar esto que en nuestra localidad, gracias a Dios, no existe. Hemos vivido más de 100 años en total armonía. Y no queremos que esto sea un comienzo de otras cosas. Queremos dejar sentado que no queremos esto”, indicó a EL DIARIO.
Aquí, dijo, siempre hubo una relación cordial, judíos y católicos sin ningún tipo de incordias. “Tenemos una relación excelente”, califica Dorfman.
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